Raphy Leavitt nació el 17 de septiembre de 1948 en Puerta de Tierra, barrio de San Juan, Puerto Rico, de familia de clase media, Raphy quedó huérfano de madre cuando apenas contaba con tres años de edad. Una década más tarde, en plena preadolescencia, el sentido de pérdida lo volvió a impactar al morir su progenitor. La fascinación musical de Raphy Leavitt surgió en su hogar, una diminuta casa de madera con balcón grande que ubicaba en el número 52 de la calle San Juan Bautista , en el barrio sanjuanero de Puerta de Tierra. Allí, su padre, José Leavitt Sánchez, tocaba el violín y sus tías Jessie y Roselín interpretaban el piano. Recibió su educación elemental, intermedia y secundaria en el colegio San Agustín, localizado en el mismo barrio donde nació. Al graduarse de la Escuela Superior recibió el honor de «Excelencia General». Ingresó en la Universidad de Puerto Rico con matrícula de honor, donde estudió Administración Comercial, especializándose en Administración de Negocios y Contabilidad.
Desde muy temprano en su adolescencia, Raphy Leavitt dejó sentir su inquietud por la música popular. Inicialmente estudió acordeón en la Academia de George Kudirka. Corría el año 1966 y, siendo apenas un joven de 18 años de edad, Raphy Leavitt acarició su primera experiencia profesional en la música en una agrupación familiar, El Combo los Rey, que unió a seis primos hermanos: Ramón Rey (timbal), Francisco «Paquitín» Rey (bajo), Guillermo Marín Rey (voz y congas), Rafael Santiago Rey (voz y güiro), Eloy Santiago Rey bongó) y Rafael Leavitt Rey (piano acordeón).
La banda se caracterizó por la interpretación de la música popular tradicional, con énfasis en el pasodoble, el bolero, el merengue y la guaracha, música bailable. Posteriormente formó el conjunto musical Los Señoriales y en 1966, fundó La Banda Latina. En esta etapa de su carrera Raphy sólo interpretaba los éxitos de otras orquestas. Pero la informalidad de muchos de los integrantes de ambos grupos llevó al joven músico a buscar una forma más seria de abordar la salsa. Al llegar a sus años de universitario, comienza a despertar en Raphy el deseo de aportar algo positivo al género afroantillano, el cual era considerado escandaloso y sin sentido. En esta etapa de su vida, Raphy se propuso demostrar que dicha música podía enriquecer a la sociedad con canciones que llevaran un mensaje, sin necesidad de recurrir a la chabacanería.
En 1971, el joven pianista Rafael Leavitt Rey decidió organizar una orquesta de salsa desafiando los moldes rítmicos de las bandas que, hasta entonces, dominaban el mercado musical. Su propuesta, que contrastaba el trabajo que realizaban las agrupaciones que operaban bajo la égida del sello Fania, consistió en trastocar las sonoridades afrocaribeñas d ominantes en la rítmica salsera de Nueva York para incorporar al repertorio del género la herencia de nuestra música campesina, despertando la memoria de las grandes aportaciones de nuestro cancionero autóctono, con énfasis en la décima y el seis chorreao. Esta acción, además de sellar el distintivo de identidad de la naciente orquesta, imprimió a la salsa un estilo único que enriqueció el género.
Así surgió La Selecta, una agrupación que en términos líricos se enfocó en interpretar canciones para «despertar la conciencia de un pueblo en su lucha por la justicia social». La Selecta se erigió como una entidad musical diferente, con olor a pueblo. Una banda que enriquecía la música popular puertorriqueña con una sonoridad exclusiva que aportó al género un nuevo estilo. El baluarte de su distintivo radicó, al final, en la combinación selecta de intercalar en el sonido salsero los acordes de bomba, plena y seis chorreao en sus interludios, haciendo de ésta una expresión de «salsa jíbara». Punto final en la cohesión de la propuesta de Raphy Leavitt fue la incorporación del talento vocal de Sammy Marrero, quien no dudó en aceptar el reto de esa experimentación e innovación rítmica. Antes de unirse al joven pianista, Sammy Marrero, quien nació en Coamo el 16 de febrero de 1942, había participado en la orquestas de Osvaldo Valentín, La Masacre, Los Muchachos de don Jesús y el trío Los Tempest. En la actualidad, Sammy Marrero comparte la responsabilidad vocal de la agrupación con Samuel Antonio («Tony») Rivas.
La consolidación de este proyecto se logró con «Jíbaro soy», un tema trabajado en décimas y que fue responsable de mantener la vigencia de la orquesta aún cuando ésta permaneció inactiva como consecuencia de la hospitalización de Raphy Leavitt, luego de sufrir un accidente de tránsito en la ciudad de Nueva York, y que también provocó el fallecimiento de su mano derecha, el trompetista Luisito Maysonet Ramos. Postrado en una cama, sedado y en desconocimiento de los detalles del nefasto accidente, Raphy Leavitt vio en sus sueños las imágenes que iban dándole forma a las incidencias de aquella noche. Tuvo la visión de una cuna blanca y de la imagen de su eterno amigo, Luisito Maisonet, vestido de negro. «Una mañana escuché su trompeta y cuando abrí los ojos lo vi, y él me dijo: ´Ahora sí te voy a ayudar´», narra con pesar el veterano músico. De esa experiencia brotaron las letras de «La cuna blanca» , tema que se incluyó en el disco «Jíbaro soy» y que fue galardonado con un «Disco de Oro». Sin embargo, cuenta Raphy Leavitt, que mientras estuvo hospitalizado hubo músicos que en su afán trataron de copiar su propuesta musical y el estilo original de La Selecta, aunque sin éxito. El desencanto que le derivó «la mala fe» de sus colegas lo llevó a darle tema a su cuarta producción discográfica «Herido» (1974), que incluyó «Lamento jíbaro», «Dueña y señora» y «Mentira», entre otros.
Luego de ese álbum llegó «A Record Inferno» (1975), seguido por «De frente a la vida» (1976), este último con los éxitos «El buen Pastor», «Viento» y «Te arrepentirás». A finales de la década llegó el disco «Cosquillita» (1978) –que dio a conocer al joven vocalista Tony Vega– y «Soledad», la última producción realizada para el Sello Borinquen. La Selecta ha ganado tres «Discos de Oro» y ha sido proclamada en Panamá como «Grupo Orquestal más Popular» (1972) y «Orquesta Internacional más Popular» (1973), además de ganar el «Búho de Oro» (1974). Este año obtuvo en Puerto Rico el premio «Tú Música», en la categoría de «Mejor Grabación Salsa» por su álbum «Raphy Leavitt y La Selecta: 30 años de historia musical».
En la memoria de Raphy Leavitt persistía el retrato de la gente de su barrio pobre de Puerta de Tierra, junto a la que conoció la pobreza, la marginación social y el fango. Poco a poco esas estampas se fueron fijando en su recuerdo, volcándose más tarde en melodías con textos sociales que se ocuparon de narrar las experiencias de vida de aquellos parroquianos, como se aprecia en la canción «Mi barrio» y «Corazón de niño». Sus canciones también se ocuparon de presentar el sentimiento religioso que clama por la perseverancia y la lucha, como dice «El buen Pastor», uno de los primeros temas religiosos que se graban en ritmo salsero. «Somos una familia» Más que una agrupación musical, Raphy Leavitt procuró hacer de su trabajo artístico la extensión de su familia, tratando a sus músicos como parientes y sosteniendo con ellos una estrecha relación afectiva. Con la llegada de 2015, Raphy se encontraba optimista al regresar a los estudios de grabación. El tema ‘Cuarentona’, interpretado por Sammy Marrero, Carlitos Ramírez y la nueva adquisición de la orquesta Víctor Ramírez, encabezó la ofensiva de Raphy Leavitt en la industria del disco digital.
Rafael Ángel Leavitt Rey falleció en la madrugada del 5 de agosto de 2015, en la ciudad de Miami, Florida. Fue intervenido quirúrgicamente una semana antes para un transplante de cadera, el cual tenía colocado desde que sufrió el accidente de tránsito en Nueva York. Aunque la operación fue un éxito, hubo complicaciones con una bacteria y falleció. Le sobreviven su viuda María Miagros «Lalo» Barreto y sus hijos Rafael José y Sheila Marie.
FUENTE: PUERTADETIERRA