Hablar de Johnny Pacheco es hablar de la historia de la salsa. El músico dominicano está considerado como un pionero de la “Salsa”, concepto musical que se le dio a los ritmos nacidos en el Caribe antillano de habla hispana, principalmente de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico.
Los inmigrantes latinos necesitaban una voz que los uniera
La respuesta fue la música
¡Nace la Salsa!
La Salsa viene de una mezcla de ritmos latinos que se unieron en Nueva York con la comunidad latina. La salsa se desarrolló y creció en los barrios latinos de la Gran Manzana, y se convirtió en un fenómeno mundial pasando de ser un movimiento local en las calles y clubes de la ciudad a ser reconocido a nivel global. La salsa, uno de los géneros musicales más escuchados en el mundo entero, viajó por todo el mundo convirtiéndose en el baile más famoso del mundo.
Johnny Pacheco, el gran visionario de la Música Latina
Johnny Pacheco confesó que haciendo uso de ritmos cubanos, merengue y son montuno puede obtenerse salsa. La “salsa original” usa instrumentos de percusión cubanos como pailas o timbales, bongos, güiros, cencerros, maracas y congas. Aunque después se agregan el piano, la flauta, la guitarra electrica y otros instrumentos occidentales, entonces la salsa se rompe en géneros y canciones. Dice un verso: señores yo les vengo a preguntar, de dónde es la salsa, yo les digo: la salsa es del mundo entero. Es quizá por eso que incita al baile, a la comunión, al ritmo antiguo que todos los humanos llevamos dentro. A bailar se ha dicho, disfrutemos la música. Quítate tú para ponerme yo, acércate reina, demos una vuelta, gocemos del ritmo de la salsa, que para eso se hizo, para disfrutar y entrar en comunión.
Cofundador de la legendaria casa discográfica de música latina FANIA y conocido como «El Padrino de la Salsa«, Johnny Pacheco compuso más de 150 canciones, muchas de las cuales se convirtieron en clásicos, como «La Dicha Mía», «Quítate Tu Pa’Ponerme Yo», «Acuyuye», «El Faisán» y «El Rey De La Puntualidad».
Johnny Pacheco (Juan Zacarías Pacheco Kinipping) nació el 25 de marzo de 1935 en Santiago de los Caballeros en República Dominicana y emigró de niño con toda su familia a Nueva York, donde inició sus estudios y formación musical.
Heredó la pasión que su padre, Rafael Azarías Pacheco -líder y clarinetista de la agrupación Orquesta Santa Cecilia-, tenía por la música.
“Yo estoy en la música desde que nací. Mi padre, que era saxofonista, dirigía por esa época la Orquesta Santa Cecilia, que en su momento fue la mejor de República Dominicana, y allí tocaban él y varios de sus hermanos”.
“Ellos hacían cualquier tipo de música, pero principalmente danzones, porque en aquellos años el merengue solo se tocaba para cerrar el baile, como algo festivo, ya que era considerado una música popular, vernácula, pero también una música de pobres”.
“Por esa época -estoy hablando de los años 40, pues yo nací en 1935- la música que más me gustaba oír y la que me influyó para toda la vida me llegó por la radio: resulta que mi madre oía todas las tardes las novelas que transmitían desde Cuba -y yo con ella me hice fan de Tamakún, el vengador errante, por ejemplo-, y después de las novelas venían programas musicales como el de Arcaño y sus Maravillas, el del Sexteto Habanero, el Conjunto Casino, Chapotín, y todos aquellos grupos fabulosos de ese tiempo que marcaron para siempre mi gusto musical”.
A los 11 años, se trasladó junto a su familia a Nueva York, donde pudo continuar sus estudios musicales de percusión en la Escuela Julliard y se convirtió en el mejor percusionista de su tiempo.
“Claro que sí. Y fue precisamente Arcaño el que me dio la inspiración de la flauta. Me acuerdo que en Santo Domingo había un buen flautista llamado Pepín Ferrer, que fundó la primera charanguita que hubo en mi país, pero yo lo escuché muy poco, porque en el año 1946 mi familia emigra para Estados Unidos, y ya en el 49, cuando ingreso en el hig school, mi interés estaba definido por la música, por aquella música que había oído en la radio de mi casa dominicana”.
“Además ya había aprendido algo con mi padre para poder entrar en su orquesta, y lo primero que toqué fue el violín, luego aprendí el clarinete, el acordeón y el saxofón, aunque lo que a mí más me gustaba era la flauta”.
“Entonces, con diecisiete años, fue cuando me llamó Gilberto Valdés, que ya había formado la primera charanga de Nueva York con Mongo Santamaría, pero me contrató como timbalero, sustituyendo a Tito Puente que se había ido de la orquesta”.
“Sin embargo, fue Gilberto Valdés el que me regaló mi primera flauta de madera, un modelo súper antiguo, de esas flautas de cinco llaves: con esa empecé a tocar, hasta que por el año de 1956 llega a Nueva York José Fajardo con su orquesta”.
“Ya para ese tiempo yo tenía una flauta un poco mejor, que había comprado en una casa de empeños, y Fajardo me enseñó las posiciones de la flauta. Y después otro que me ayudó fue Richard Egües. Él me enseñó dos técnicas fundamentales en la técnica de la flauta: me dijo que como el labio mío era potente, debía abrir un poco más el hueco del instrumento, para que se escuchara mejor, y me enseñó ciertas posiciones y ciertos trucos que el hacía para sacarle más riqueza a la flauta. Fue así que aprendí el vibrato de Arcaño, la picardía de Fajardo y el estilo de Richard Egües: de ahí salió el sello de Pacheco”.
En 1960, el joven músico organizó su primera orquesta, la legendaria «Pacheco y Su Charanga«, y su primer álbum vendió más de 100.000 unidades en menos de un año, convirtiéndose así en la producción latina de mayor venta.
Desde aquel momento Johnny Pacheco y su música popularizaron internacionalmente un estilo de baile propio, la Pachanga -fusión del nombre Pacheco con Charanga-, que lo convirtió en una estrella internacional y realizó varias giras por Estados Unidos, Europa, Asia, América Latina e incluso África.
Johnny Pacheco, ‘El Padre de la Salsa’
Pacheco y su Charanga fueron la primera orquesta latina que se constituyó en la principal atracción del legendario teatro Apollo en Harlem en 1962 y 1963. A finales de 1963, su carrera dio un giro histórico cuando, junto al abogado italoamericano Jerry Massucci, fundó la compañía discográfica Fania Records, que durante décadas ha aglutinado a los más importantes músicos latinos del momento.
“Como las cosas iban bien con el sello alegre, con el dinero de mis discos yo decidí hacerme socio del negocio y empecé a traer gentes para la compañía. Traje a Orlando Marín, a Kako, a Eddie Palmieri, Y todo fue bien hasta que Al Santiago y yo tuvimos diferencias por el pago de las regalías de los músicos y decidí irme”.
“Aunque tenía poco dinero pensé entonces en formar una compañía que respetara el derecho de los artistas y les pagara lo que era suyo. Entonces, con Jerry Masucci, que ya era mi abogado, buscamos 2500 dólares prestados para grabar un disco de Pacheco y su Charanga que se llamó Cañonazo, donde había un número cubano titulado Fanía Funché, de Rolando Bolaños, y de ahí sacamos el nombre de la compañía que fundamos entre los dos, porque esa palabra no solo es pegajosa para los latinos sino también para los americanos, y nosotros queríamos llegar a todos los mercados”.
“A partir de ahí empezamos a traer gentes y con los primeros que empezamos la Fania (y lo que no sé es cuando se cambió fanía por fania) fue con Bobby Valentín, que era trompetista, y con el judío Larry Harlow, que no me podía imaginar que pudiera tocar así el piano de la música cubana”.
“También trajimos a Ismael Miranda y poco después a Willie Colón y a Héctor Lavoe, que por ese tiempo se llamaba Héctor Pérez: todos éramos gente joven, con deseos de hacer cosas, y creo que las hicimos bastante bien”.
En 1964, el sello estrenó su primera producción, titulada «Cañonazo«. Como ejecutivo de la compañía, director creativo y productor musical, Pacheco fue responsable del inicio de las carreras de muchas de las estrellas que formaron parte de la compañía discográfica Fania, como Héctor Lavoe, Ray Barretto, Bobby Valentín y Rubén Blades.
La Fania All Stars, de Jerry Masucci y Johnny Pacheco, debutó en 1968 durante un concierto realizado en el Red Garter, pequeño bar del Greenwich Village, con el fin de dar a conocer los ritmos latinos entre los estadounidenses. Participarón los cantantes Héctor Lavoe, Pete ‘El Conde’ Rodríguez, Ismael Miranda y Adalberto Santiago.
Pero el famoso Cheetah club fue el lugar de Manhattan donde comenzó el fenómeno Fania All Stars y su concierto realizado allí la noche del jueves 26 de agosto de 1971 inmortalizado en el documental ‘Nuestra cosa latina’ (Our latin thing), considerado como el certificado de nacimiento de la salsa. El lugar se llenó al doble de su capacidad. Las Estrellas de la Fania saltaron a la tarima del Cheetah club con una formación única alrededor del maestro Johnny Pacheco, y la presencia de Izzy Sanabria quién diseñó el álbum: Cheo Feliciano, Hector Lavoe, Pete ‘El Conde’ Rodríguez, Ismael Miranda, Adalberto Santiago, Santos Colón, Willie Colón, Ray Barreto, Roberto Roena, Bobby Valentín, Larry Harlow, Yomo Toro, Orestes Vilató, Reinaldo Jorge, Barry Rogers, Roberto Luis Rodríguez, Larry Spencer, Héctor ‘Bomberito’ Zarzuela, Richie Ray y Bobby Cruz.
“Creo que eso se logró en el año 1971, cuando celebramos en el Cheetah el primer gran recital de las Estrellas de Fania. Ahí yo dije: hicimos algo. De aquella actuación salió la película Nuestra cosa latina, se produjeron cuatro álbumes con el concierto, y sobre todo, empezó a crecer la música que hacíamos”.
“Recuerdo que el recital fue idea de un locutor americano llamado Simphony Sid y apenas tuvimos dos días para prepararlo. Lo más terrible es que no teníamos música y Bobby Valentín y yo debimos encerrarnos dos días en un hotel que está frente al Cheetah, en 52 y Octava avenida, para escribir los arreglos y hasta algunas piezas, como esa que se hizo famosa: Quítate tú pa’ponerme yo, en la que improvisaron todos los cantantes invitados a la actuación”.
“Al final todo salió bien porque en el salón cabían 1200 personas y metimos a 4000: recuerdo que el calor era del carajo”.
La Fania fue creada en Nueva York para agrupar y promover comercialmente a los exponentes de la Salsa. La palabra ‘Salsa’ fue usada por Johnny Pacheco para representar al nivel mundial a esta mezcla de ritmos latinos y de artistas de diferentes nacionalidades.
“La palabra salsa surgió en la Fania cuando empezamos a viajar a Europa. Yo me di cuenta que, salvo en España, nadie tenía referencias de qué cosa era la música cubana, porque lo que nosotros hicimos fue tomar la música cubana y ponerle acordes más progresivos y destacar ciertos detalles pero sin alterar su esencia”.
“Y como la palabra salsa -igual que sabor o azúcar, por ejemplo- siempre ha estado ligada a esta música, no me pareció mal llamarla así. Pero, además, en la Fania teníamos dominicanos, puertorriqueños, cubanos, anglosajones, italianos, en fin, diversos condimentos como para hacer una salsa y de esa conjunción salió el nombre de lo que hacíamos, en busca de una etiqueta para agrupar, bajo un mismo techo, toda la música que en Europa llaman tropical”.
“Yo siempre he reconocido que la raíz de nuestra música es cubana y que mi escuela estuvo en Cuba. Y la mejor recompensa que he recibido en este sentido fue cuando estuve en La Habana con las Estrellas de Fania y un grupo de los más grandes músicos cubanos me dijeron que estaban agradecidos con nuestro trabajo, porque gracias a nosotros la música de la isla se había seguido oyendo en el mundo entero”.
“Como mismo reconozco que la raíz de esta música es cubana, debo decir que en Nueva York se enriqueció porque había gente de varias partes, y traíamos música de todos lados, y tratamos de meterla en una misma clave. Las influencias eran muy vastas, y por eso hay diversidad en el ritmo y en la melodía. Y esa fusión solo se podía lograr en Nueva York, donde todo está mezclado”.
Durante varias décadas, Johnny Pacheco fue uno de los artistas más solicitados en la industria musical y tocó junto a músicos latinos de la talla de Dámaso Pérez Prado, Xavier Cougat, Tito Rodríguez, Tito Puente y Celia Cruz, entre otros.
Además, el salsero actuó como artista invitado con muchas leyendas del jazz y la música popular de Estados Unidos como Quincy Jones, Stan Kenton, Tony Bennet, George Benson, Sammy Davis Jr., Ethel Smith y Steve Wonder, son algunos de los cantantes norteamericanos que compartieron escenario con Pacheco.
Su currículum también incluye la producción de la canción «Bailando Salsa» del grupo español Mecano (alcanzó medio millón de copias vendidas en un mes de su lanzamiento).
Sus nueve nominaciones para el premio Grammy, sus diez discos de oro y sus numerosos premios y honores, rinden tributo a su creatividad como flautista, compositor, arreglista, líder de orquesta y productor, y lo convierten en una leyenda de la música latina.
En 1998, fue incluido en el Salón de la Fama Internacional de la Música Latina.
A la vez que construía una exitosa carrera musical, Johnny Pacheco produjo varias películas que han ayudado a popularizar internacionalmente la música latina, entre ellas, «Los Reyes del Mambo» (1992), protagonizada por el actor español Antonio Banderas.
Además, en 1999, llevó su conocimiento musical al teatro, y colaboró en la creación del musical «Quién Mató A Héctor Lavoe», que cosechó gran éxito en Nueva York.
Durante toda su vida Johnny Pacheco se caracterizó por su compromiso con el desarrollo de la comunidad latina alrededor del mundo. En 1994 estableció la Beca que lleva su nombre y con la que cada año ayuda financieramente a un estudiante latino en su primer año de universidad.
Además, Pacheco siempre se mostró abierto a participar en todo tipo de iniciativas solidarias y benéficas, como el Concierto por la Vida, celebrado en 1988 en Nueva York para recaudar fondos en la lucha contra el sida.
Johnny Pacheco recibió el premio Latin Grammy Lifetime Achievement Award otorgado por la Academia Latina de la Grabación en 2005.
El 2009, Pacheco fue reconocido por la Asociación de Cronistas de Arte de República Dominicana -Acroarte- con el máximo galardón de Premios Soberano.
La estatua de Johnny Pacheco, en la Plazoleta Paseo de la Gloria del Deporte y Arte Dominicano en Santo Domingo, reconoció al Padre de la Salsa como personalidad que ha puesto en alto el nombre de la República Dominicana.
El 2 de noviembre de 2017, el congreso nacional de la República Dominicana promulgó la Ley No. 237-17 que designa con el nombre “Bulevar Johnny Pacheco” un tramo de la Avenida España en Santo Domingo.
«Johnny Pacheco le dio un sabor especial a nuestro arroz con habichuela con su salsa”
El 26 de febrero 2021, La leyenda de la música latina Johnny Pacheco recibió un homenaje póstumo en la Plaza de la Cultura (Santo Domingo, República Dominicana) con un mural que fue develizado en su memoria con la participación de los principales salseros dominicanos.
En el mural se distinguen los colores tropicales y los instrumentos que le dieron vida a la salsa de Pacheco, la maraca y la flauta.
“Johnny Pacheco, un faisán que despegó desde nuestras tierras, cantando en la Habana y sonando en el mundo entero. Desde tu quimbara, hasta tu guaguancó. Su amplio repertorio da texto a una historia”, dijo la Ministra de la Cultura Carmen Heredia. Y agregó: “Querido Johnny, tu partida definitivamente es un duelo nacional. En nombre de todo el pueblo dominicano te digo gracias. Gracias por apostar al género de la salsa y por depositar tu confianza en todos esos artistas que recibieron un apoyo incondicional. Estoy segura que el cielo está de fiesta bailando cada una de tus canciones. Señores, es que Johnny Pacheco le dio un sabor especial a nuestro arroz con habichuela con su salsa”.
‘Yo soy la salsa’: El homenaje a Johnny Pacheco por sus 50 años de trayectoria
El director de la Fania All Stars Johnny Pacheco recibió un homenaje por sus 50 años de trayectoria artística a través de un documental titulado ‘Yo soy la salsa’, en donde se narra, además, cómo se creó este movimiento cultural que lleva los sonidos afrocaribeños a todos los rincones del mundo.
Este filme fue presentado en el Dominican Film Festiva de Nueva York el 28 junio de este 2015.
Siete grabaciones emblemáticas de Johnny Pacheco
Cañonazo – 1964
Con la fundación del sello Fania, Pacheco cambia la instrumentación de su grupo y de una charanga con flauta y violines pasa a ser un conjunto con trompetas y percusión. Comienza así la ruta que lo llevaría a la inmortalidad en el estilo que presentó en esta grabación, la primera del sello Fania, que se convertiría en un imperio musical en la segunda mitad del siglo 20. Incluye temas como ‘Cañonazo’, ‘Como mango’, ‘Cabio sile’, ‘El pregonero’ y ‘Fania’, entre otros.
La perfecta combinación – 1970
En la ola del nuevo sonido impulsado por Fania, Pacheco presenta esta producción con su cantante, Pete “Conde” Rodríguez, y consigue lo que pudiera ser su primer éxito considerado clásico con el tema ‘La esencia del guaguancó’, de Tite Curet. También se recuerdan de ese disco temas como ‘Blanca’ y ‘Lo añoro’, entre otros. Con esta grabación, Pacheco consigue entrar con fuerza en países como Venezuela, Colombia y Panamá.
Tres de café y dos de azúcar – 1972
Ya en pleno “boom” salsero, Pacheco y “El Conde” Rodríguez se consolidan como uno de los binomios de mayor éxito en la salsa con esta grabación con súper éxitos como ‘Primoroso cantar’, ‘Cositas buenas’, ‘Ponle punto’ y ‘Víralo al revés’, entre otros. Rodríguez, por su parte, también se consolida como uno de los cantantes de las “Estrellas de Fania”, orquesta organizada por Pacheco con las máximas estrellas de la disquera.
Celia y Johnny – 1974
La visión de Pacheco como productor musical tuvo otro acierto al ser el vehículo para la incursión de Celia Cruz al movimiento salsero de la Fania. En este disco, Pacheco presenta por primera vez a la guarachera cubana y el éxito fue tan arrollador que se ha mantenido como una de las producciones más solicitadas del sello Fania desde entonces. En esta grabación están incluidos clásicos como ‘Quimbara’, ‘Lo tuyo es mental’, ‘Toro mata’ y la bomba ‘Ño Mercedes’, entre otros. En el 2015, este disco fue seleccionado por la revista Billboard como uno de los “50 álbumes latinos esenciales de los últimos 50 años”.
Recordando el ayer – 1976
Para esta producción, Pacheco reunió a grandes figuras de la salsa como el pianista y arreglista Papo Lucca y los cantantes Celia Cruz y Justo Betancourt para ofrecer al público una histórica grabación con viejos temas arreglados al nuevo estilo de Pacheco. El resultado fue la creación de clásicos como ‘Besito de coco’, ‘Ritmo, tambor y flores’ y ‘Reina rumba’ en el momento en que tanto Cruz como Betancourt gozaban del favor del público salsero.
The artist – 1977
Tras haber grabado varios discos con Celia Cruz, Pacheco presenta a su nuevo cantante, el cubano Héctor Casanova con el que inicia un periodo de varias grabaciones icónicas. Esta en particular tiene clásicos del género como ‘Esa prieta’ y ‘El inventor’, además de un curioso merengue grabado con su compatriota Wilfrido Vargas titulado ‘Amarra el perro’.
Fajardo y Pacheco – 1982
Pacheco, un destacado flautista, decidió unirse a José Fajardo, otro destacado flautista de la época de las charangas y la reunión fue un disco histórico, aunque no tuvo mucho éxito comercialmente. Sin embargo, esta producción es una muestra de la visión de futuro que tenía el músico dominicano con respecto a las grabaciones. Representó, además, una pausa refrescante en la línea musical de Pacheco al regresar a sus inicios con el sonido de la charanga. Contiene temas como ‘Juaniquita’, ‘Siento una flauta’ y ‘Cumbias con salsa’, entre otros. Más el talento de ambos en la flauta.
«Yo prohíbo que esta música se muera”
Johnny Pacheco, uno de los músicos que transformó la historia de la música latinoamericana desde las calles del Bronx y Harlem, en Nueva York, falleció el 15 de febrero de 2021 a los 85 años en el estado de Nueva Jersey. Su deceso se produce luego de una hospitalización por un cuadro de neumonía.
Fue velado en la funeraria Frank E. Campbell cerca del Barrio latino de Harlem, donde nació la salsa, y el músico fue sepultado el 24 de febrero de 2021 en el cementerio Woodlawn en El Bronx, donde también descansan Celia Cruz y su marido, el trompetista Pedro Knight.
Su esposa Cuqui Pacheco recordó que los últimos momentos del artista fueron «muy tranquilos».
«Tuve la dicha de poder estar con él, y hablarle, y besarle; pedirle que no se fuera de mi lado, que me cuidara, que me guiara en todo esto y me dejara saber qué era lo que él quería, y creo que todo ha quedado muy lindo», dijo.
Aseguró que le recordará «riéndose porque siempre hacía chistes, siempre era alegre, siempre con música».
Johnny Pacheco: un legado musical para la historia
La Fania grabó más de 14 álbumes y Johnny Pacheco compuso más de 150 canciones y clásicos, como ‘Quimbara’, ‘Quítate tú pa’ponerme yo’, ‘Acuyuye’, ‘El faisán’ o ‘El rey de la puntualidad.
«El Maestro» Johnny Pacheco no solo se destacó como músico, director de orquesta, compositor y productor, sino que también como descubridor de talentos (Héctor Lavoe, Willie Colón, Ismael Miranda, Ray Barretto, Bobby Valentín o Rubén Blades …), propulsor y defensor de la palabra “salsa” y la definición de esta como un género.
El director musical de la orquesta “Las Estrellas de Fania”, mundialmente conocida como “The Fania All-Star”, se convirtió en una fuerza generadora de estrellas de la música tropical, destacándose afamados artistas de dimensión internacional, como Celia Cruz, Tito Puente, Willie Colón, Héctor Lavoe, Rubén Blades, José “Cheo” Feliciano, Pete “El Conde” Rodríguez, Ismael Miranda, Larry Harlow, Ray Barreto, Eddie Palmieri, Richie Ray, Papo Luca y muchos más…!
A lo largo de su carrera, «El Zorro de Plata» popularizó la frase «tres de café y dos de azúcar», la receta para hacer un buen café, y la hizo su lema artístico.
«El Padrino de la salsa» nos deja un importante legado musical, representado por todas las colaboraciones que realizo durante su distinguida carrera, con figuras de la talla de Celia Cruz y Pete ‘El Conde’ Rodríguez.
Uno de sus discos más famosos se grabó en un concierto en Kinsasa (República Democrática del Congo), para presentar una pelea entre Muhammad Ali y George Foreman. El disco se convirtió en uno de sus más célebres, ‘La Fania All Stars en África’, y en el que Pacheco se ve tocando con los iconos más grandes de la salsa.
El Maestro Johnny Pacheco deja un legado musical que marcó para siempre la música latina y que será difícil de superar.
¡Hasta siempre Maestro! Que suene la Flauta y que suene la Salsa!