Balas de cañón: algunas curiosidades discográficas de Joe Madrid
Uno de los ilustres protagonistas de la salsa y el jazz en Colombia fue el cartagenero José Fernando Madrid Merlano. Su proteica vida, colmada de anécdotas disparatadas y hazañas musicales, la cuenta con nostalgia amiguera Juan Manuel Roca en la semblanza “Joe Madrid en clave de sol”, incluida en el libro ‘¡Fuera zapato viejo! Crónicas, retratos y entrevistas sobre la salsa en Bogotá” (2014). Recuerda el poeta que el pianista “[…] era el vivo retrato del artista adolescente: un iconoclasta sin rencores ni deseos de vendetas, un soñador siempre dispuesto al festejo, un amigo leal sin grandes alardes efusivos, pero con una disposición a la risa y más proclive a una tranquila desobediencia que a meterse de narices en los textos escolares”.
No exagera Roca si tenemos en cuenta que, entre otras cosas, Madrid solía interrumpir la grave disciplina castrense tocando pachangas en el flamante piano de cola que había en la rectoría del colegio bogotano donde juntos estudiaron. También nos cuenta el bardo medellinense que el muchacho flacuchento huyó del Conservatorio -lugar que consideraba un “recinto para niños obedientes”- y se entregó al aprendizaje autodidacta en medio de la noche y la bohemia capitalina.
Su genio precoz se puso a prueba cuando partió de Colombia a mediados de la década de los sesenta. Hizo arreglos para las orquestas de Woody Herman y Stan Kenton, y trabajó temporalmente con Aretha Franklyn. Afincado en Nueva York, prestó sus servicios en las bandas de Andy Harlow, Mongo Santamaría, Ray Barretto y Ángel Canales. En 1976 regresó a Bogotá donde vivió hasta su muerte el 24 de diciembre de 2005.
El pasado 27 de septiembre Joe Madrid habría cumplido 75 años. Lo recordamos con algunas curiosidades de su discografía. Les dejamos zizagueantes solos de piano, un improbable joropo en clave de música disco, funk y un par de cumbias impregnadas de jazz.
Orquesta de Chucho Fernández – “Tabaquera” (1965)
Con apenas veinte años, Joe Madrid fue el director musical y arreglista de la Orquesta de Chucho Fernández con la cual viajó a los Estados Unidos en 1965. La que resultó una gira fallida fue el comienzo de la aventura musical del pianista. Antes del viaje grabaron un par de discos en los que se destaca la versión swing de la famosa cumbia escrita por Carlos Suaza.
Chico Oréfiche – “Rosa” (1966)
Luego del viaje descalabrado con Chucho Fernández, Joe Madrid abandonó temporalmente Colombia. Vivió una temporada en las Bahamas –donde conoció personalmente a los Beatles que estaban rodando la película ‘Help!’- y se estableció luego en Miami. Allí grabó con el director cubano Chiche Oréfiche el disco ‘Latinos underground’ que contiene tres composiciones del cartagenero. Una de ellas es el sabroso boogaloo “Rosa” en la que se refunde el coro de la canción del mismo nombre, registrada originalmente por el Sexteto Habanero Godínez.
Andy Harlow – “La cumbiamba” (1975)
Con el célebre flautista Andy Harlow, Joe Madrid grabó tres discos entre 1972 y 1975. En ‘El campesino”, tercero de la cosecha, su fértil aporte se traduce en tres composiciones: “Mi mujer” –en la que comparte créditos con Ruben Blades-, “Ritmo de azúcar” y “La cumbiamba”, esta última, una cumbia que nos conecta con la música de carnaval de las Antillas Menores.
Ángel Canales y Sabor- “Sol de mi vida” (1975)
La cuota colombiana brilló con luz propia en el primer disco firmado por el cantante puertorriqueño Ángel Canales. Mientras Edy Martínez fungió como arreglista, Joe Madrid puso sus manos en las blancas y las negras. Para las bailadoras y los bailadores resulta un reto no perder el compás mientras intentan tararear –o imitar en el piano de aire- aquel solo nostálgico, breve y ajustado.
Mongo y Justo- “Cumbia típica” (1976)
En ‘Ubane’, disco firmado por Mongo Santamaría y Justo Betancourt, aparece una sofisticada cumbia de Joe Madrid. Por su cercanía cronológica y la similitud en el concepto, surge una atrevida pregunta; ¿la escuchó Charles Mingus antes de componer su célebre “Cumbia & jazz fusión”? La suposición no es descabellada si tenemos en cuenta que el asesor musical del contrabajista en su experimento cumbiero fue el sincelejano Justo Almario, quien, a su vez, tocó la flauta en ‘Ubane’. Un par de singularidades más: el percusionista Hiram Remón –presente en la sesión de Mingus- también tomó parte en el disco de Mongo y Justo en el que, dicen, grabaron Los Gaiteros de San Jacinto. Por lo pronto, solo Justo Almario podrá poner fin a tanta especulación.
Joe Madrid – “Trompeta de amor” (1976)
A su regreso a Bogotá, Joe Madrid ingresa a la televisión colombiana como director musical de ‘Compre la orquesta’. Al tiempo es llamado por el sello Polydor para grabar su primer disco como líder. De las ocho composiciones originales de Madrid incluidas en ‘Llegó la salsa’ se destaca “Trompeta de amor”, que según el libro ‘Jazz en Bogotá’ (2010) se trata de la primera pieza de jazz latino grabada en el país. Acerca del disco, Juan Manuel Roca dice que fue titulado como si se tratara del “advenimiento del Mesías”.
Joe Madrid – “Bala de cañón” (1977)
Luego de la aventura con la Colombia All Stars, Joe Madrid presentó su segundo disco para el sello Polydor. ‘Pasadísimo’, como su nombre lo revela, es puro voltaje. Un cuerda de cuatro trompetas, el bajo de Marciano Guzmán, los timbales de Germán Chavarriaga y las congas de Willy Salcedo sostienen la descarga, mientras que la pulida voz del barranquillero Jairo Licazale engalana la fiesta. “Con ternura, corazón”, susurra Licazale antes de que Madrid Merlano José Fernando se despache un solo potente en “Bala de cañón”.
Combo Caliche – “El Combo Caliche” (1977)
Marco Alfredo de la Cruz Grosser, mejor conocido como Freddy Cruz, es bien recordado por entonar los estribillos de “Amaneciendo”, la famosa canción con la que Adolfo Echeverría triunfó en el Carnaval de Barranquilla de 1976. Un año después, Cruz armó El Combo Caliche con el que registró ‘Combo Caliche’, otro de esos escurridizos y legendarios discos de la salsa en Colombia. La grabación abre con una serpenteante pieza en la que Joe Madrid sintetiza aires de calypso, funk y salsa.
Jimmy Salcedo – “Berraquera” (1977)
Repentista tanto en su humor como en los asuntos musicales, Joe Madrid resolvió entuertos de manera ingeniosa. Al respecto, el baterista Javier Aguilera nos cuenta: «Otro ejemplo de minimalismo musical que eventualmente afloró en Joe fue cuando Jimmy Salcedo le faltaba un tema para completar su cuarto disco de la Onda Tres y lo llamó para componerlo. Conocedor de la gran capacidad de Joe como arreglista, el Jimmy le dijo: “Hermano, hay que hacer un tema que sea la berraquera”». Quienes estuvieron allí presentes dicen que, efectivamente, el pianista improvisó la melodía, dio indicaciones sobre el ritmo y en una ráfaga tuvo lista esta joya del funk colombiano.
Galerón llanero (1978)
Al celebrar los quince años de su llegada a Colombia, la compañía de tarjetas de crédito Dinners Club editó un disco conmemorativo con versiones de canciones populares –todas de arraigo local- traducidas en “onda moderna”. Tuvo tal acogida que una segunda parte no se hizo esperar. Grabado en Ingesón, con la participación de un centenar de músicos de la Sinfónica Nacional, ‘Dinners Club 1978’ contó con los arreglos de Quique Fernández, Jimmy Salcedo, Gabriel Rondón, Armando Velásqez, Alberto Nieto y Joe Madrid. ¿Joropo en clave funk discotequero? Solo el cartagenero podría lograr tan ingenioso disparate.
Joe Madrid – “La tristeza” (1978)
El tercero de cuatro discos que Joe Madrid firmó en los setenta para el sello Polydor se llamó ‘La moña’. Allí aparece este bombazo cantado por Jairo Licazale y cuya letra fue escrita por el controvertido locutor Ley Martin. La curiosa palabra que titula la grabación es ambigua: puede aludir tanto al conjunto de músicos que se reúnen para resolver un eventual toque bien pago como a la pequeña fracción de marihuana que cabe en una mano. En ambos aspectos Joe Madrid era experto.
Ñapa
Entre mediados de los ochenta y la llegada del nuevo milenio, el rastro discográfico de Joe Madrid desaparece por completo. El agite le pasó factura al que en sus últimos años tocaba serenamente con su trío en barcitos y restaurantes del centro de Bogotá. Meses antes de morir fue invitado a la que sería su última grabación. “¿A ver qué te parece esta introducción?”, pregunta el pianista antes de marcar delicadamente los primeros compases de “Esta vez”, canción incluida en el disco ‘Prueba y error’. Llegando al final del vals taciturno, el cantautor Andrés Correa, como si presintiera la despedida, le responde desprevenidamente: “… el gusto es todo mío”.
Por:Luis Daniel Vega
FUENTE: RadioNacionaldeColombia